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Interior sonoro (2005)

Sound inside

Creo que es razonable devolver el crédito que la intuición ha tenido en los procesos poéticos y artísticos desde la aparición del romanticismo hasta el final del siglo XX,

 

Sin embargo intuición no significa forzosamente automatismo o aleatoriedad. Existe un pensamiento tan complejo y estructurado en la capacidad de reacción del artista frente al comportamiento de la obra como en las ideas que nos predisponen a crear. Como ejemplifica Roland Barthes; La reacción de un tenista frente a la bola que llega está basada en sus reflejos pero no es aleatoria, es el fruto del entrenamiento, de un calculo velocísimo de posibilidades y de ordenes eléctricas. No se trata de calcular, se trata de actuar a la vez que se calcula o incluso antes.

 

Creo que se puede trabajar desde dos presupuestos diferentes.

 

   - Desde la razón pura, planteando un recorrido y ajustándose a él. Aportando los datos y noticias necesarios para la codificación de la obra.

 

   - Desde la emoción, andando un camino desconocido y construyéndolo a la vez que se anda. Pensemos en una carretera que solo está sí la recorremos. Como en   

     esas fatídicas preguntas infantiles que nos persiguen toda la vida: ¿Existe el mundo porque existo yo? ¿Desaparecen las cosas cuando no las miro?

 

 

Necesitamos para la segunda opción alejarnos de los sentidos “objetivos” y CREER en la experiencia que afrontamos como un todo, no como una bioxia de la realidad. En ese camino no es necesario ver, sino sentir.  El pasmo, la sorpresa, el pulso o el ritmo, se tornan imprescindibles para avanzar y es necesario relegar las ideas y los motivos para que no lastren la obra. La libertad sincera de acción no siempre habla de lo que nos gustaría pues la emoción bebe de fuentes inciertas, ocultas en los pliegues de nuestra experiencia.

 

Partimos a veces de la idea ingenua de ser los autores insustituibles de nuestra obra, ¿No sería más justo pensar que solamente somos uno de los factores que la construye? O mejor dicho el catalizador de una serie de circunstancias emocionales y físicas que dan lugar a ella como un rastro de ese camino. Como dice Rothcko: El arte no trata sobre la experiencia, Es una experiencia!

 

Estos “espacios videntes” son las presencias destiladas de la experiencia donde la “visión” no es un Don del ojo, sino la posibilidad para medir el mundo desde una actitud emocional, y en todo caso responsabilizar al estómago de su catástrofe como imagen.

 

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